Ansiedad Infantil y Adolescente

Niño con ansiedad sentado en las escaleras

Los Trastornos de Ansiedad en la Infancia y la Adolescencia son similares a los que se dan en los adultos, aunque con algunas matizaciones, ya que pueden dificultar el proceso de desarrollo del menor, su nivel de adaptación e incluso volverse un patrón de respuesta resistente y derivar hacia patologías más severas.

¿Qué tipos hay?

En el grupo de los Trastornos de la Ansiedad Infantil y adolescente, nos encontramos:

  • El Trastorno de Ansiedad Generalizada, por medio del cual el menor muestra una gran preocupación ante diferentes (muchos) estímulos y contextos.
  • El Trastorno de Ansiedad por Separación, que no es exclusivo de los menores pero se da en ellos en una proporción mucho mayor que en adultos, y que se caracteriza por la presencia de una ansiedad desproporcionada ante la separación de las figuras de apego.
  • El Trastorno de Pánico, en el cual la preocupación se orienta hacia la posibilidad de sufrir un ataque de pánico y es el Trastorno de la Ansiedad Infantil más tardío, ya que es raro que aparezca antes de los 12 o 13 años.
  • El Trastorno de Estrés Postraumático, que se desencadena ante un evento que resulta traumático para el menor, ya sea que le haya sucedido a él o a una persona relevante (familiar o amigo).
  • El Trastorno de Ansiedad Social, en donde las preocupaciones del menor se deben a la interacción con otras personas, a su desempeño relacional y al valor que percibe que le dan los demás.
  • El Trastorno Obsesivo Compulsivo, en el que la ansiedad produce una serie de preocupaciones intrusivas (obsesiones) muy difíciles de controlar, y aparecen acciones y rituales (compulsiones), con el fin de reducir esa ansiedad.

¿En qué se diferencian los Trastornos de Ansiedad de los menores a los de los adultos?

Los Trastornos de la Ansiedad en la Infancia no son las mismas patologías que las de los adultos “en pequeño”. De hecho, tienen un riesgo añadió de cronificarse y convertirse en el patrón de respuesta habitual, o de volverse más severos y derivar en Trastornos graves o comórbidos (al coexistir con otras patologías).

En ocasiones, los menores responden a la ansiedad con conductas motoras excesivas (mucho movimiento, nerviosismo), irritación (mostrar molestia ante cosas que antes no les contrariaba) y miedos o resistencias (no querer ir al colegio, no querer salir de casa, no querer separarse de sus padres…) A veces también puede aumentar o reducirse su apetito y tener más dificultades para coger el sueño o mantenerse dormidos.

Chica ansiosa por los resultados de los exámenes

Algunos elementos que facilitan la aparición de los TA

Los motivos por los que la ansiedad termina derivando en un trastorno son variados y dependen del tipo que sea, pero uno de los factores importantes (aunque no exclusivos) es que en las familias se dé un nivel alto de control y poca autonomía de los menores. Recordemos que la ansiedad

“es una emoción que se presenta ante situaciones para las que no sabemos si disponemos de los recursos adecuados, cuando no somos capaces de predecir el resultado de una actuación determinada o cuando creemos que nuestro desempeño puede ser peor del esperado”

La ansiedad nos prepara para afrontar situaciones nuevas, difíciles o ambiguas, y por lo general, aprendemos y poco a poco nos sentimos mejor abordándolas. Sin embargo, las familias que protegen en demasía a sus hijos, o las que no les permiten fallar y reprenden los errores, dificultan que se produzca este aprendizaje en un momento del desarrollo que puede ser crítico.

¿Cuáles son los tratamientos que ofrecen mejores resultados?

El tratamiento de primera línea para la ansiedad infantil es la Terapia Cognitivo Conductual, con técnicas como la Exposición en Vivo o en Imaginación, el Entrenamiento en Autoinstrucciones, la Reestructuración Cognitiva y las Técnicas de Relajación. En el caso del Trastorno Obsesivo Compulsivo, si no se implica la familia, los resultados terapéuticos son bastante escasos, y para el Trastorno de Estrés Postraumático, convendría utilizar el protocolo de Terapia Cognitivo Conductual Focalizada en el Trauma.

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