¿Por qué a veces resulta tan difícil olvidar a alguien? Parece una pregunta muy obvia pero, a la vez, muy difícil de responder. Nos cuesta porque hemos querido a esa persona, porque ha sido importante para nosotros (y puede que lo siga siendo), porque si hemos pasado mucho tiempo con él/ella se ha convertido en un elemento de nuestra identidad (soy marido, mujer, novio, pareja, no-soltero…), porque hemos afrontado muchas situaciones y algún que otro problema a su lado…
También hay una parte social, y es que, de alguna manera, nuestro entorno y nuestra sociedad nos presiona para que cumplamos con ciertos hitos por los que “parece que todos debemos transitar”: estudiar, emparejarse, comprar casa, tener hijos…
Por desgracia no podemos cambiar estas cuestiones, olvidar el pasado o negarlo no resuelve el problema, y pretender cambiar la sociedad en su conjunto es trabajo de muchos y requiere mucho tiempo.
Por eso, te queremos una serie de “tareas” que se llevan a cabo en terapia para afrontar la pérdida, y que en ocasiones resultan ser lo contrario a lo que hacemos.
1. El primer paso en el proceso del duelo es aceptar la pérdida.
Una ruptura es un evento que despierta emociones muy fuertes y duraderas, en parte, porque no queremos aceptar que esa persona deje de formar parte de nuestra vida (o al menos, parte fundamental). Podemos ver esta reticencia en conductas como no querer desembarazarse de objetos (para mantener, de alguna manera, una parte de la persona con nosotros), o evitar ciertos lugares que fueron importantes durante la relación o que nos recuerdan a la persona.
La primera recomendación para superar una ruptura sería hablar abiertamente de la ruptura sin intentar evitarlo, deshacernos de los objetos que no sean necesarios y que solo guardamos porque nos evocan a la persona con quien rompimos, y naturalizar los lugares que fueron importantes en la relación. De alguna manera, la idea para pasar página, es dejar todo eso en el pasado, cortar los lazos y volver cotidianos los lugares especiales.
2. En segundo lugar, para llevar a cabo el proceso de duelo, hay que hablar de ello, y con esto no nos referimos a ir contándole a cada persona con la que nos crucemos que la relación ha terminado, más bien el aspecto sobre el que focalizarnos es que es importante que hablemos del dolor que sentimos y de las emociones que estamos experimentando. Vivimos en una cultura en la que se han acallado las emociones durante mucho tiempo, y el dolor y el duelo se guardan para vivirlos en soledad, sin embargo, estas actitudes hacia la comunicación de las emociones están en la base de muchos problemas de salud mental. Lo mejor que podemos hacer es encontrar a un/a buen/a confidente y (sin pasarnos el día hablando de ello, porque expresar lo que nos molesta o nos duele durante mucho tiempo puede agotar…), tratar el tema sin tapujos. Una estrategia muy efectiva es escribir, expresar por escrito todos esos sentimientos, necesidades y emociones que estamos viviendo.
3. El tercer aspecto a tener en cuenta a la hora de afrontar una pérdida es reflexionar sobre: qué dinámicas tenía la pareja, que hábitos compartía o que recursos aportaba, y que con la ruptura hemos perdido. ¿Éramos pareja de pádel? ¿Se encargaba de hacer la comida todos los días? ¿Era quien trabajaba y traía todo el dinero a casa?
Recomendaríamos valorar aquellos aspectos que podemos modificar fácilmente para recuperar nuestra paz mental, o los cambios drásticos para los cuales hace falta un mayor esfuerzo, más tiempo o desarrollar algún tipo de habilidad o recurso para hacerle frente.
4. Por último, la tarea final es encontrar un “lugar” para esa persona en nuestra historia. Como decíamos al inicio de este post, es difícil negar u olvidar una parte de nuestra vida, por ello, es mejor que seamos capaces de darle un significado pasado a la relación, en lugar de intentar no hablar de ello o evitarlo o, por el contrario, no dejar de pensar en ello y usarlo de vara de medir ante cualquier otro intento de relación.
Esperamos que esto os ayude a ver la ruptura de una manera más organizada y lógica, y a pasar página y no cerraros a seguir viviendo vuestra vida.