Trastorno de Conducta
El Trastorno de conducta es un patrón comportamental en el que, quien lo presenta, muestra una falta importante de respeto a los derechos de los demás y a las normas sociales, pudiendo comportarse de manera agresiva y violenta con quienes le rodean, y exhibiendo una alta insensibilidad ante el daño que pueden llegar a causar.
¿En qué consiste el Trastorno de Conducta?
Este es un trastorno cuyo curso puede iniciarse antes de los 10 años, y se caracteriza por conductas que van desde la agresión a personas y animales, hasta la destrucción de la propiedad ajena, el engaño y el robo. Quien lo padece puede tener problemas para entender y sentir emociones prosociales, una falta importante o total de remordimientos o culpabilidad ante sus actos, dificultades a la hora de mostrar o sentir empatía y un nivel de afecto muy tibio o superficial.
El TC vuelve muy complicadas las relaciones sociales del individuo con su entorno, tanto con los iguales como con las figuras de autoridad o los mayores, ya que en muchas ocasiones entra en conflicto con mucha facilidad. Por otro lado, la capacidad de quien sufre un TC para reducir el impacto que tiene en su vida es bastante reducida, ya que al relacionarse recurrentemente de manera tan poco satisfactoria con los demás, las opciones que tiene para recibir apoyo social van mermando con el tiempo, y no solo eso, el conflicto constante que rodea sus vidas hace que las personas con las que conviven se dirijan a ellos/ellas cada vez con mayor violencia (en respuesta a su actitud), por lo que su hostilidad se ve acrecentada y validada.
Factores de riesgo, protectores y desencadenantes
Los factores de riesgo y protectores son los mismos que observamos en el artículo sobre el Trastorno Negativista Desafiante, y el motivo por el que surgen estas dificultades comportamentales es multicomponente. En parte, cierto peso deriva de los factores biológicos (genéticos, neuroendocrinológicos…) y sociales, pero según las investigaciones que valoran los estilos educacionales, un gran factor a tener en cuenta es el estilo de crianza.
En diferentes estudios se ha podido observar que los trastornos externalizantes (Trastorno Negativista Desafiante, Trastorno de la Conducta, Trastorno Explosivo Intermitente) aparecen en mayor medida (correlacionan más) cuando el estilo de los padres es permisivo, un estilo caracterizado por dar más importancia al afecto que a la autoridad y la disciplina, y en el que las normas y los límites son infrautilizados.
¿Cuáles son los tratamientos que ofrecen mejores resultados?
En el caso del TC, los tratamientos que mejores resultados ha mostrado son los mismos que para el TND, la Terapia Cognitivo Conductual, con especial mención a la Economía de Fichas, el Contrato Conductual, y los Entrenamientos en Autoinstrucciones, Autocontrol, en Solución de problemas y en Habilidades Sociales. Por último, como siempre que se trabaja con menores, las intervenciones centradas en la relación familiar, como la Terapia Familiar Sistémica y la Psicoeducación Familiar, han demostrado buenos resultados en conjunto con las técnicas antes mencionadas.