Trastorno Negativista Desafiante
El Trastorno negativista desafiante o Trastorno oposicionista forma parte de la categoría de Trastornos disruptivos, del control de impulsos y de la conducta, junto al Trastorno de Conducta, el Trastorno Explosivo Intermitente y, en la adolescencia, la Piromanía, la Cleptomanía y el Trastorno de la Personalidad Antisocial.
En general, todos ellos tienen en común un patrón de conducta inadecuado y tenaz, en donde surgen problemas para controlar la propia conducta, regular las emociones experimentadas y acatar las normas. En el caso del Trastorno Negativista Desafiante (TND), el mayor problema se da en relación al control de las emociones, siendo la ira, el enfado y la frustración, los detonantes de su conducta desafiante y desobediente.
¿En qué consiste el TND?
El TND se caracteriza por la aparición de estados habituales de irritabilidad, en los que el menor pierde la calma, se muestra resentido y se molesta con facilidad, discute a menudo con adultos (no solo con iguales), desafía la autoridad (de padres, profesores…) molesta deliberadamente a los demás y culpa al resto de su mal comportamiento. Puede incluso comportarse de manera vengativa y rencorosa ante las respuestas de los demás.
En un estudio llevado a cabo en España (Rodríguez Pereira, 2016) se indica que la cantidad de menores que cuentan con sintomatología para diagnosticar un trastorno del comportamiento perturbador (TND, Trastorno de Conducta, Trastorno Explosivo Intermitente, Trastorno de la Personalidad Antisocial) asciende al 12%, y este dato podría aumentar por encima del 20% durante la adolescencia (Emberley y Pelegrina, 2011).
Factores de riesgo y protectores
Los factores de riesgo asociados a la aparición del TND son de cuatro tipos:
- Biológicos (más del 50% de heredabilidad, bajo peso al nacer, alteraciones en el lóbulo frontal…)
- Personales (temperamento, impulsividad, insensibilidad afectiva, déficit en habilidades sociales, baja autoestima, retraso en el aprendizaje…)
- Familiares (alcoholismo, drogadicción o conducta antisocial de los padres, apego inseguro, conflictos graves o separación conflictiva, uso excesivo de métodos punitivos, relaciones de baja calidad…)
- Sociales (entorno marginal, identificación con subcultura, dificultad en relaciones sociales o rechazo de los iguales, ambiente escolar negativo o injusto, tiempo excesivo dedicado a la televisión e internet…)
En cambio, los factores que protegen de la aparición del TND son la autoestima, la inteligencia y la capacidad para resolver problemas, una relación familiar cálida y valorativa, acompañamiento escolar ajustado, relaciones con iguales sanas y acceso temprano a servicios asistenciales en caso de ser necesarios.
¿Cuáles son los tratamientos que ofrecen mejores resultados?
El tratamiento que mejores resultados ha mostrado es la Terapia Cognitivo Conductual, a través de técnicas conductuales como la Economía de Fichas y el Contrato Conductual, así como técnicas cognitivas como el Entrenamiento en Autoinstrucciones, en Autocontrol y en Solución de problemas. También, el Entrenamiento en Habilidades Sociales ha demostrado unos muy buenos resultados. Por último, las intervenciones centradas en la relación familiar, como la Terapia Familiar Sistémica y la Psicoeducación Familiar, han demostrado ser fuertes aliados a la hora de mejorar los tratamientos indicados.